Sentadas al final de la una larga fila de sillas apretadas, con demasiado calor físico y mucho más y mejor calor emocional, se habían perdido la sesión de acogida que da la bienvenida wholesale mlb jerseys a las nuevas y que antecede toda asamblea. Así que no sabían mucho del asunto. Solo un runrún que sobrevolaba como un susurro algunos bares, un corro de la biblioteca, un par de correos de personas de las mareas y algún mensaje extraviado en cuentas Project de Twitter que no seguían. Sabían que Guanyem Barcelona había nacido con la voz de Ada Colau y que ya se prefiguraba como la opción política que serviría para cambiarlo todo en la ciudad, desde el urbanismo especulador hasta la cultura de élite y la visión del mar. Habían leído que a esa sombra habían nacido otros Ganemos en Madrid, en Sevilla cheap jerseys o Málaga, y las Mareas Atlánticas en Galicia con el tono romántico y brumoso de los gallegos del los que escribió Castelao en su día. Así que Ganemos Zaragoza les sonaba a lo mismo, un intento, ahora sí real, de organizar la voz de las vecinas y vecinos para ganar Zaragoza. Si, vale, muy poético y utópico y difícil. Pero las sensaciones y las emociones suelen valer tanto como las palabras y no se iban a perder la oportunidad de saber.

Habían sido las últimas en llegar y ya se estaba leyendo un texto proyectado en la pared del escenario que tenía que servir como Llamamiento a la ciudadanía a sumarse al proceso. Un proceso horizontal, “desde abajo, para conformar nuevas mayorías que ganen la ciudad y se la arrebaten a las oligarquías de la construcción, las finanzas y la energía”.

Luego les contarían que ésta era la tercera asamblea abierta, que ya funcionaban algunos grupos de trabajo por tareas para ordenar el proceso y su construcción, cheap jerseys que se trabajaba en la comunicación, y que toda decisión que debía culminar en una lista municipal que ganara las elecciones y un programa de elaboración colectiva, pasaba por la asamblea. Que se trabaja desde el principios del verano.

Tenían delante a dos mujeres arrugadas de pelo rojo y blanco, a tres hombres arrugados de piel curtida, a varias personas con portátil en las rodillas, a miembros de Stop Desahucios, a viejos activistas verdes y a nuevos activistas de la Marea blanca. Universitarias de difícil futuro y jubilados de difícil presente. Tenían al lado a un histórico sindicalista desconfiado, a un conductor de autobús, a una voz de la radio y a una parada que fichaba en su misma oficina del INAEM. Oyeron a activistas vecinales, a una librera y a un actor. Se movían las manos como maracas como gesto de aprobación y oían murmullos de reprobación. Y sonó un aplauso real en la sala al final de la lectura del texto que se convirtió en el Llamamiento a la ciudad para ganar Zaragoza, cambiando las cosas, las maneras, los modos, los objetivos, los protagonistas y los antagonistas, los plazos y las voces. Ellas también aplaudieron.

La afición a las matemáticas de una de ellas le hizo contar: 152 personas. Faltan sillas. Si la gente sigue de pie y ocupando el suelo es buena señal. Se rememoró la asamblea de La Pantera Rossa, la de la Estación del Norte, como hoy, se habló de una presentación y un evento público en el parque, en la calle y en el Basketball teatro. Y se discutió el cómo y el cuándo. Como muchas veces. Pero era diferente. Ellas decidían. Oyen preguntar en los pasillos: “¿Qué es esto?”. Y luego añadir a las respuestas: “¡Ah, qué bien!”.

Luego circuló un folio cheap jerseys y un boli y un portátil para compartir correos. Anotaron el suyo. Era un lugar y una manera para empezar y para terminar. Para empezar un cambio y para terminar con la angustia de la frustración, con los miedos a la responsabilidad, con el poder de los amos de las cosas y con las decisiones impuestas. “De qué país eres tú, dormido entre realidades…” escribe en uno de sus versos el poeta Luis Cernuda. Ellas son ahora de aquí, han llegado hasta aquí y están aquí, formando parte de cheap jerseys China un proceso nuevo para ganar Zaragoza, para ganarla para sus habitantes. Para despertar. Poético y utópico, sí. Y urbano. Y real. Y práctico y nuevo. Por aquí se empieza. Fuera hay treinta grados y una carnosa luna llena que van a ir a fotografiar. Y dentro una emoción tierna y un poco imparable, como son imparables las mareas que inundan la playa. Aquí no hay playas ni mareas. Pero de las riadas pueden ser inolvidables y luego dejan en las riberas el limo al que acuden las abubillas y los estorninos y en los que se siembra. Utópico sí. Y difícil. Pero ellas han gritado muchas veces ¡Sí se puede!

Mañana se sumaran a los grupos de trabajo. Ellas y nosotras estamos aquí. ¿Y tú?

Próxima asamblea, 22 de septiembre. Habrá más sillas. Y nos podemos sentar en el suelo.

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