Desde Zaragoza en Común observamos con preocupación la deriva anti-humanitaria de la Unión Europea y rechazamos las políticas contrarias a los derechos humanos y a la dignidad de las personas, que se concretan en el principio de acuerdo que la Unión Europea ha firmado con Turquía, su aliado en el Mediterráneo oriental.

Este acuerdo incluye que todos los refugiados que lleguen a la costa griega, territorio de la UE, serán deportados a Turquía. A cambio, la Unión Europea realojará a un número similar de refugiados provenientes de Siria que se encuentren en Turquía, en diferentes países europeos. El acuerdo se completa con una cuantiosa inyección al estado turco de 3.000 millones de euros para atender a personas refugiadas, el avance en las negociaciones de adhesión de Turquía en la UE y se eximirá a los ciudadanos turcos de visado para viajar a países miembros.

Un suculento acuerdo para ambas partes que deja en la picota a las miles de personas que huyen diariamente de situaciones de guerra y miseria en sus respectivos países, en la crisis humanitaria más grave desde la Segunda Guerra Mundial. No procurar refugio a los potenciales solicitantes de asilo, también supone una vulneración radical del derecho internacional y europeo.

Las personas que arriesgan su vida cruzando el Mediterráneo en condiciones más que precarias en busca de un futuro digno para ellas y para sus familias, son tratadas como mercancía por los estados europeos, hacinadas en campos de barro en las condiciones más insalubres y separadas de sus seres queridos a lo largo de los cientos de kilómetros de fronteras cerradas en los balcanes.

Pero además, la deportación a Turquía no puede ser la solución. En el último año estamos siendo testigos de las numerosas violaciones a los derechos humanos de las personas que llegan a este país por la frontera siria o de las violaciones constantes a los derechos civiles y políticos de la población no turca que vive en las provincias del sureste del propio estado turco. Turquía no es un país seguro para escapar del horror de la guerra y si la Unión Europea acepta a Turquía como aliado para gestionar y paliar esta crisis humanitaria, se convierte en su cómplice.

Por estos motivos, desde Zaragoza en Común no podemos sino posicionarnos firmemente en contra de este acuerdo y de la “Europa fortaleza”, que rechaza el asilo de las personas que huyen de guerras en las que las potencias occidentales tienen las manos manos manchadas.

Por ello, nos sumamos a las demandas que organizaciones y entidades humanitarias de todo el mundo están realizando y exigimos: mantener abiertas las fronteras externas de la UE, establecer un pasaje que garantice a los refugiados unas vías seguras para llegar a Europa, tramitar individualmente y sin ningún tipo de discriminación cada solicitud de asilo y ofrecer unas condiciones de acogida y vida dignas a las personas refugiadas.

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