Esta mañana en el Centro de Historias de Zaragoza, Zaragoza en Común ha participado en el encuentro interparlamentario con representantes parlamentarios de Unid❤s Podemos y de municipios, comunidades y diputaciones de toda la Cuenca del Ebro, para alzar la voz y explicar las acciones que ya se están llevando a cabo contra una de las mayores amenazas ambientales de nuestro entorno: la central de Garoña.

Allí se ha firmado el manifiesto NUNCA MÁS GAROÑA que reproducimos a continuación:

Como representantes de distintas instituciones en los diversos territorios de la cuenca del Ebro, tenemos el firme objetivo de que la central de Santa María de Garoña no se reabra jamás por el riesgo que supondría para la seguridad de las personas y del medio ambiente; y por ello estamos aquí para exigir su cierre al Gobierno, y manifestar nuestro firme compromiso de luchar contra esta nuclear, hasta conseguir su cierre definitivo.  Estos son nuestros motivos:

Garoña es la central más antigua del parque nuclear español. Fue inaugurada por Franco en 1971. Cumplió por tanto los 40 años de vida útil en el año 2011, y a pesar de haber tenido permiso hasta 2013, lleva cerrada por decisión de la empresa propietaria – NUCLENOR –  más de cuatro años. Cuatro años en los que nadie la ha echado de menos, porque la central de Garoña es perfectamente prescindible desde el punto de vista energético.

En una decisión sin precedentes, el Consejo de Seguridad Nuclear aprobó un dictamen favorable a la reapertura de Garoña, sin que la empresa propietaria, Nuclenor, hubiera siquiera cumplido con los requisitos exigidos. Es intolerable que el supuesto organismo regulador independiente del Gobierno y en una cuestión tan sensible como esta, incumpla las condiciones que fijó previamente por sus prisas en emitir el dictamen favorable.  Nos enfrentamos al riesgo de su reapertura, por una decisión que antepone el beneficio económico a la seguridad de las personas y del medio ambiente.

Ya durante sus años de funcionamiento, la central nuclear de Garoña presentó problemas de seguridad graves. Entre ellos la aparición de grietas en la vasija del reactor, que llevó a calificarla como la central de las 1.000 grietas. Este grave  problema que condiciona la seguridad nunca fue resuelto.

Garoña está recalentando el Ebro. El calentamiento del agua del río Ebro al utilizar sus aguas para refrigerar la central es una cuestión que preocupa, y que ha llevado incluso a la Confederación Hidrográfica del Ebro a reclamar medidas para evitar este impacto en el ecosistema fluvial.

La central carece de espacio para almacenar los residuos radiactivos que se produzcan en caso de volver a entrar en funcionamiento, lo que ha urgido a solicitar la autorización para un nuevo almacén de residuos radiactivos en el recinto de la central nuclear.

Si estos problemas ya eran preocupantes antes, lo son mucho más 5 años después del accidente de la central nuclear japonesa de Fukushima. Garoña es gemela del reactor número 1 de la accidentada Fukushima. Como consecuencia de aquel  accidente, hubo un punto de inflexión en el desarrollo de la energía nuclear en el mundo. Países de nuestro entorno como Alemania, optaron por proceder al cierre progresivo y ordenado de sus centrales nucleares. En España, sin embargo, el Partido Popular optó por alargar la vida de las centrales nucleares hasta los 60 años. Eso es lo que se esconde ahora detrás de la absurda idea de alargar la vida de esta vieja central. Nosotros creemos, en cambio, que ha llegado la hora de cambiar el paradigma energético, y de empezar a construir un nuevo modelo basado en las energías renovables y la eficiencia energética como hacen los países más avanzados.

El modelo nuclear se resquebraja. Para mayor escándalo, utilizan Garoña como una cortina de humo detrás de la cual están urdiendo el  nuevo gran regalo que van a hacer al oligopolio energético: el alargamiento de la vida de las centrales nucleares hasta 60 años o más.

Existe una enorme preocupación social en toda la cuenca del Ebro por la posible reapertura de la central de Garoña. Numerosos municipios han pedido su cierre, también lo han hecho los parlamentos vasco, navarro y aragonés,  y son múltiples las iniciativas y movilizaciones que reclaman su cierre definitivo. El Gobierno NO puede seguir haciendo oídos sordos a esta demanda ciudadana.

Garoña no es necesaria desde el  punto de vista energético;  su puesta en marcha sería muy peligrosa y por ello ha generado un enorme rechazo social y político. Exigimos que nunca más vuelva a abrirse, y reclamamos una apuesta decidida por un modelo energético limpio, sostenible y seguro.

Zaragoza, 2 de marzo de 2017

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