Una ciudad que cuida, que es amable con niños y mayores, que es sostenible económica y medioambientalmente. Una Zaragoza atractiva, turística, cultural y participativa.

En estos dos años hemos plantado esa semilla y ha comenzado a germinar y a dar unos bonitos frutos:

Un Ayuntamiento que cuida de los vecinos y vecinas de Zaragoza.

Creo que, personalmente, y cada uno de los concejales de Zaragoza en Común, teníamos un mandato por parte de los ciudadanos y ciudadanas.

Un mandato que siempre he tenido claro y he impulsado en la acción del gobierno: darle la vuelta como un calcetín a la manera de hacer política.

De lo que más orgulloso me siento después de estos casi dos años de actividad frenética en el ayuntamiento, es que de los concejales y concejalas de Zaragoza en Común se puede decir que llevan la misma vida que la mayoría de nuestros vecinos y vecinas. Comparten sus circunstancias. Siguen viendo con los mismos ojos.

Un gobierno que ha rejuvenecido la forma de hacer política. Que ha transmitido vitalidad y energía a las instituciones para sacar lo mejor de la ciudad.

Zaragoza es ya una de las tres ciudades españolas que más invierte en gasto social: esto es que sus vecinas y vecinos tengan cubiertas sus necesidades básicas, vivienda, alimentación y energía. Ningún vecino o vecina que haya acudido a nuestra oficina de vivienda ha sufrido un desahucio y hemos promocionado un parque de vivienda público y social. Hemos puesto en marcha el Plan contra la pobreza infantil de Zaragoza y las mujeres y las personas del colectivo LGTBIQ cuentan con un referente municipal: el servicio de Igualdad.

Zaragoza se ha olvidado de grandes proyectos faraónicos que poco o nada tienen que ver con la vida diaria de nuestros vecinos. Las inversiones están dirigidas a revitalizar nuestros barrios. El apoyo al mercado de proximidad, la dinamización de los mercados municipales, con la joya de nuestro Mercado Central. Actuar sobre las aceras, las baldosas, las fachadas de edificios, las instalaciones deportivas…

Guiados por una máxima: dedicarnos al urbanismo de las cosas sencillas, eficiente y que soluciona problemas reales de gente real. Y una fiel defensa de los servicios públicos y su gestión pública.

Trabajamos por una Zaragoza más saludable. Una ciudad que se preocupa por cuidar su entorno y medio ambiente. La bicicleta se ha consolidado como una seña del transporte sostenible en la ciudad y estamos recuperando nuestra huerta. Ahorramos en electricidad cada año y el suministro es 100% renovable.

Todos estos prismas de la ciudad son, a la vez, nuestros ejes para la creación de empleo: La sostenibilidad, la actuación en la escena urbana y obra pública.

De las actuaciones que he impulsado como Alcalde de Zaragoza, no puedo sino enorgullecerme de haber sido capaces de lograr importantes acuerdos, con instituciones con gobiernos de diferentes signos políticos, para solucionar problemas atascados durante décadas. Y que suponen un beneficio para todos y todas las zaragozanas.

Creo también que una evaluación de dos años y once meses de trabajo político en el Gobierno, merece dedicar un momento a la autocrítica.

Tal vez nos ha podido en algunas situaciones la ilusión, el entusiasmo…, de ahí que hayamos pecado de ingenuidad y minusvalorado el grado de dificultades con las que nos íbamos a topar.

Y, sobretodo, tomamos nota de que la ciudadanía no quiere esa imagen de patio de escuela, gallinero y de confrontación e insultos, dado que provoca desafección política. Y nosotros queremos seguir siendo ciudadanos y ciudadanas al servicio del interés público.

Nos encontramos en un país hundido anímicamente en el lodazal de la corrupción, con una vieja izquierda fraccionada (entre los que miran al ombligo del poder y los que apuestan por un cambio y transformación).

Vamos a seguir esforzándonos para conformar con una mayoría estable progresista en proyectos de ciudad que, a ser posible, vayan más allá del final de esta legislatura. Nos quedan dos años, pero nuestros proyectos están pensados para los 6 siguientes.

El cambio de modelo de desarrollo no ha sido fácil. No se ha podido poner freno como nos gustaría a las inercias especulativas. Volveremos a la carga.

“No se puede” no cabe en nuestras cabezas.

Seguiremos esforzándonos en hacer de Zaragoza una ciudad de referencia en Europa. Zaragoza hoy se codea con las grandes de nuestro entorno. Somos referente en muchas cuestiones como servicios sociales, cultura, vivienda, movilidad, igualdad, participación, transparencia, gestión económica, etc. Una ciudad que se está poniendo de moda.

La proyección internacional de Zaragoza es hoy mayor que nunca. Una ciudad que se encuentra en la vanguardia del municipalismo emergente en Europa. Un municipalismo que trasciende siglas y que está abordando los retos de la gobernanza local en nuestros tiempos.

Tenemos pendiente acometer no pocos retos y proyectos. Vamos a seguir, con la ilusión y el entusiasmo que nos trajo hasta aquí y la experiencia y el saber hacer que hemos acumulado estos #2añosmunicipalistas.

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