Este 2020 se cumplen 51 años de Stonewall, la revuelta en el barrio de Nueva York que inició el movimiento de liberación lésbico, gay, trans y bisexual, intersexual (LGTBI), y gracias al cual se han alcanzado derechos y libertades para el desarrollo del colectivo en todo el mundo. Actualmente, el Día Internacional del Orgullo LGTBI se celebra internacionalmente el 28 de junio.
Pese a los avances conseguidos a nivel social y legislativo en nuestro país, desde que en 1978 la homosexualidad finalmente dejara de formar parte de la Ley de Peligrosidad y Reforma Social, los delitos de discriminación y odio por orientación sexual e identidad de género, presentes en nuestra sociedad, siguen siendo uno de los principales problemas de violación de derechos humanos, por lo que siguen siendo necesarios avances para lograr la igualdad real de estos colectivos.
Al estancamiento a nivel Europeo en materia de derechos LGTBI en los últimos años, como señala ILGA Europa en su informe anual 2019, se une la proliferación de los discursos lgtbifóbicos que se vienen observando durante los últimos años a nivel mundial y en nuestro propio entorno y que marcan un riesgo de involución en los progresos conseguidos.
La actual situación de pandemia por COVID-19, además, ha puesto de relieve la especial situación de vulnerabilidad en que se encuentran muchas personas del colectivo LGTBI, al agravar las discriminaciones ya existentes.
Las personas LGTBI experimentan en la actualidad un mayor riesgo de violencia (intragénero o la sufrida por jóvenes confinados con familias LGTBIfóbicas), un mayor aislamiento, sobre todo las personas mayores, y una mayor precariedad económica, en muchos casos derivadas de sus discriminaciones previas.
Porque los derechos humanos a la diversidad sexual y a la identidad de género están en riesgo cuando se niegan, dificultan o impiden los derechos al libre desarrollo de la personalidad, a la salud, a la integridad psicofísica, a la intimidad y a la propia imagen.